viernes, 12 de febrero de 2016
jueves, 11 de febrero de 2016
CASTILLO DE FATETAR.
ESPERA(CÁDIZ).
CEIP ANTONIO MACHADO.
ESPERA (CÁDIZ)
MANUEL GARRUCHO JURADO.
HISTORIA.
Los orígenes del castillo de Fatetar hemos de remontarlos al siglo X, exactamente fue el año 914 cuando Abderramán III manda su construcción. Pero el monte donde se asienta fue habitado desde la época neolítica como demuestran los útiles líticos encontrados en su cima.
Es curiosa la leyenda de la fundación de la villa por el rey Hespero, como hacen las versiones fantásticas del siglo XVIII, sobre todo la del Padre Fray Pedro Mariscal, del convento jerónimo de Bornos.
Con el paso del tiempo el monte Fatetar, al igual que los montes cercanos de Esperilla o Carisa, estuvo habitado por iberos y romanos. La presencia de monedas, cerámica y algún resto de escultura de esta época lo confirman.
A la caída del Imperio de Roma, los visigodos se asentaron en el mismo creando una pequeña aldea, algunos de cuyos restos se conservan en las mismas paredes del castillo o en el Museo de Espera. En una ventana ciega de la pared principal del Castillo actual aún se conserva en el dintel una piedra con tres estrellas de seis puntas de esa época. Igualmente son visigodas dos cantos decorados, uno de ellos hallado en unas obras en el Castillo, y otro en los cimientos de una casa de la localidad, ambas conservadas en la Iglesia Parroquial, además de una vasija de la misma época y unas hebillas de cinturón, de las laderas del mismo Castillo.
Las estrellas de la ventana son visigodas.
A partir del 711 el pequeño poblado pasa rápidamente a manos musulmanas ya que por sus cercanías discurría una antigua calzada romana que es utilizada por aquéllos en su incursión peninsular. En el año 914 Abderramán III, futuro califa de Córdoba, pasó por Espera y mandó construir la fortaleza de Fatetar, donde dejó como jefe militar a Yamil con soldados de Tánger.
Todavía queda un resto de muralla de aquel tiempo, habiéndose encontrado muchas monedas árabes, dedales, anillos y fragmentos de cerámica.
Entrada al interior del Castillo.
Su paso a manos cristianas se debió producir cuando lo hizo Arcos de quien dependía, hacia 1248-50. Quedó constancia de la cesión de Criste, una antigua aldea en el pago de Santiago (Las Viñas) desde 1249 año en que es cedida a la Orden de Calatrava por el Infante Enrique, hijo de Fernando III.
En 1299 Espera y su Castillo son concedidos a Juan Arias de Quadro por el rey Fernando IV. Estuvo en posesión de sus sucesores hasta que en 1394 es comprado por Per Afán de Ribera. Finalmente hacia 1539 fue donado todo el monte y el Castillo definitivamente por Fadrique Enríquez de Ribera, Marqués de Tarifa, a la Iglesia, pues allí se encontraba la Ermita del Santo Cristo de la Antigua.
Al estar allí el antiguo pueblo se convirtió la Ermita en Iglesia parroquial. Estuvo abierta como antigua parroquia, de ahí que el Cristo se llame de la Antigua, hasta la apertura de la Iglesia de Santa Mª de Gracia en 1564.
En dicha Ermita se fundaron las primeras hermandades y cofradías. Las Ánimas Benditas y la Pura Concepción se funda en 1533. Dos años después lo hace la del Santísimo Sacramento y en 1589 la del Santo Entierro. Allí fue fundada también la del Cristo de la Antigua.
De la misma Ermita procede también una tabla que perteneció a un Retablo: San Joaquín y Santa ante la Puerta Dorada de Jerusalem. Romero de Torres, en su Catálogo Monumental de la Provincia de Cádiz, habla de su buena ejecución y brillante colorido.
DESCRIPCIÓN
Vista aérea del Castillo de Fatetar.
La entrada se hacía por el Sur. A la izquierda, tras la cancela, se abren dos pequeños huecos, uno de ellos un horno y el otro probablemente un puesto de guardia. Más adelante nos encontramos la entrada a la primera torre. La puerta está defendida por una ladronera. Toda la muralla donde se encuentra esta puerta es un resumen de la Historia de este Castillo: Una ventana ciega en cuyo dintel existen tres estrellas de seis puntas
de la época visigoda, una ventana también ciega enmarcada en un alfiz de origen musulmán y una torre rodeada de una serie de canecillos o remates de vigas y la ladronera citada que son de origen cristiano.
A su izquierda la escalera de acceso a una terraza donde se encuentra el aljibe principal de la fortaleza al que se bajaba por otra estrecha escalinata que baja hasta el agua. Toda el agua que se recogía en esta parte del el castillo era conducida hasta el citado aljibe que serviría para toda la población de la villa.
Horno y puesto de guardia a la entrada del castillo de Fatetar. Al fondo puerta de la primera torre.
Entrada principal a la fortaleza. Puerta de la primera torre.
Una vez dentro de la primera torre podemos seguir el pasillo hasta la parte trasera del Castillo que da al foso, un gran tajo excavado en la roca que servía de defensa. Al fondo de esta parte se encuentra una posible cuadra para la caballería, quizá rehabilitada por los franceses. En la muralla que da al foso existen una serie de merlones adosados en una reconstrucción de hace pocos años. Tenía un camino de ronda para la vigilancia de esa zona de la fortaleza.
Primera torre rodeada de canes y con la ladronera en la parte delantera.
Muralla NE hacia el foso con el paseo de vigilancia.
El foso visto desde abajo. Muralla NE.
En el último recinto de la fortaleza se encuentran unas habitaciones y la torre del Homenaje que es la más alta de todo el Castillo. Al pie de la torre, en su cara sur se encuentra otro pequeño aljibe que recogía el agua de la azotea de la Torre del Homenaje a través de un atanor o canalillo de cerámica, conservado en la actualidad.
Vista aérea.
El exterior presenta una portada de piedra en la parte central, de estilo tardobarroco, con un par de pilastras de adosadas a los laterales. En el friso superior aparece una serie de círculos y volutas, coronada por un frontón, roto en e su parte central para incluir un pequeño rosetón que ilumina el interior. En los laterales del frontón se asientan dos remates de jarrones sobre pedestales. En la parte superior, sobre el pretil, coronado la portada, se culmina con una espadaña de dos cuerpos, igualmente de piedra, con dos huecos parav las campanas, mayor el inferior
ESPERA(CÁDIZ).
CEIP ANTONIO MACHADO.
ESPERA (CÁDIZ)
MANUEL GARRUCHO JURADO.
HISTORIA.
Los orígenes del castillo de Fatetar hemos de remontarlos al siglo X, exactamente fue el año 914 cuando Abderramán III manda su construcción. Pero el monte donde se asienta fue habitado desde la época neolítica como demuestran los útiles líticos encontrados en su cima.
Es curiosa la leyenda de la fundación de la villa por el rey Hespero, como hacen las versiones fantásticas del siglo XVIII, sobre todo la del Padre Fray Pedro Mariscal, del convento jerónimo de Bornos.
Con el paso del tiempo el monte Fatetar, al igual que los montes cercanos de Esperilla o Carisa, estuvo habitado por iberos y romanos. La presencia de monedas, cerámica y algún resto de escultura de esta época lo confirman.
A la caída del Imperio de Roma, los visigodos se asentaron en el mismo creando una pequeña aldea, algunos de cuyos restos se conservan en las mismas paredes del castillo o en el Museo de Espera. En una ventana ciega de la pared principal del Castillo actual aún se conserva en el dintel una piedra con tres estrellas de seis puntas de esa época. Igualmente son visigodas dos cantos decorados, uno de ellos hallado en unas obras en el Castillo, y otro en los cimientos de una casa de la localidad, ambas conservadas en la Iglesia Parroquial, además de una vasija de la misma época y unas hebillas de cinturón, de las laderas del mismo Castillo.
Las estrellas de la ventana son visigodas.
A partir del 711 el pequeño poblado pasa rápidamente a manos musulmanas ya que por sus cercanías discurría una antigua calzada romana que es utilizada por aquéllos en su incursión peninsular. En el año 914 Abderramán III, futuro califa de Córdoba, pasó por Espera y mandó construir la fortaleza de Fatetar, donde dejó como jefe militar a Yamil con soldados de Tánger.
Todavía queda un resto de muralla de aquel tiempo, habiéndose encontrado muchas monedas árabes, dedales, anillos y fragmentos de cerámica.
Entrada al interior del Castillo.
Su paso a manos cristianas se debió producir cuando lo hizo Arcos de quien dependía, hacia 1248-50. Quedó constancia de la cesión de Criste, una antigua aldea en el pago de Santiago (Las Viñas) desde 1249 año en que es cedida a la Orden de Calatrava por el Infante Enrique, hijo de Fernando III.
En 1299 Espera y su Castillo son concedidos a Juan Arias de Quadro por el rey Fernando IV. Estuvo en posesión de sus sucesores hasta que en 1394 es comprado por Per Afán de Ribera. Finalmente hacia 1539 fue donado todo el monte y el Castillo definitivamente por Fadrique Enríquez de Ribera, Marqués de Tarifa, a la Iglesia, pues allí se encontraba la Ermita del Santo Cristo de la Antigua.
Al estar allí el antiguo pueblo se convirtió la Ermita en Iglesia parroquial. Estuvo abierta como antigua parroquia, de ahí que el Cristo se llame de la Antigua, hasta la apertura de la Iglesia de Santa Mª de Gracia en 1564.
En dicha Ermita se fundaron las primeras hermandades y cofradías. Las Ánimas Benditas y la Pura Concepción se funda en 1533. Dos años después lo hace la del Santísimo Sacramento y en 1589 la del Santo Entierro. Allí fue fundada también la del Cristo de la Antigua.
De la misma Ermita procede también una tabla que perteneció a un Retablo: San Joaquín y Santa ante la Puerta Dorada de Jerusalem. Romero de Torres, en su Catálogo Monumental de la Provincia de Cádiz, habla de su buena ejecución y brillante colorido.
DESCRIPCIÓN
Vista aérea del Castillo de Fatetar.
La entrada se hacía por el Sur. A la izquierda, tras la cancela, se abren dos pequeños huecos, uno de ellos un horno y el otro probablemente un puesto de guardia. Más adelante nos encontramos la entrada a la primera torre. La puerta está defendida por una ladronera. Toda la muralla donde se encuentra esta puerta es un resumen de la Historia de este Castillo: Una ventana ciega en cuyo dintel existen tres estrellas de seis puntas
de la época visigoda, una ventana también ciega enmarcada en un alfiz de origen musulmán y una torre rodeada de una serie de canecillos o remates de vigas y la ladronera citada que son de origen cristiano.
A su izquierda la escalera de acceso a una terraza donde se encuentra el aljibe principal de la fortaleza al que se bajaba por otra estrecha escalinata que baja hasta el agua. Toda el agua que se recogía en esta parte del el castillo era conducida hasta el citado aljibe que serviría para toda la población de la villa.
Horno y puesto de guardia a la entrada del castillo de Fatetar. Al fondo puerta de la primera torre.
Entrada principal a la fortaleza. Puerta de la primera torre.
Una vez dentro de la primera torre podemos seguir el pasillo hasta la parte trasera del Castillo que da al foso, un gran tajo excavado en la roca que servía de defensa. Al fondo de esta parte se encuentra una posible cuadra para la caballería, quizá rehabilitada por los franceses. En la muralla que da al foso existen una serie de merlones adosados en una reconstrucción de hace pocos años. Tenía un camino de ronda para la vigilancia de esa zona de la fortaleza.
Primera torre rodeada de canes y con la ladronera en la parte delantera.
Muralla NE hacia el foso con el paseo de vigilancia.
El foso visto desde abajo. Muralla NE.
En el último recinto de la fortaleza se encuentran unas habitaciones y la torre del Homenaje que es la más alta de todo el Castillo. Al pie de la torre, en su cara sur se encuentra otro pequeño aljibe que recogía el agua de la azotea de la Torre del Homenaje a través de un atanor o canalillo de cerámica, conservado en la actualidad.
Vista aérea.
El exterior presenta una portada de piedra en la parte central, de estilo tardobarroco, con un par de pilastras de adosadas a los laterales. En el friso superior aparece una serie de círculos y volutas, coronada por un frontón, roto en e su parte central para incluir un pequeño rosetón que ilumina el interior. En los laterales del frontón se asientan dos remates de jarrones sobre pedestales. En la parte superior, sobre el pretil, coronado la portada, se culmina con una espadaña de dos cuerpos, igualmente de piedra, con dos huecos parav las campanas, mayor el inferior
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